sábado, 24 de mayo de 2008

Un Camino Tortuoso


Un camino angosto y tortuoso me conduce, ¿adónde? No lo sé, ¿Qué hago aquí? Tampoco lo sé. Sólo sigo caminando, buscando una salida. Los lugares se me van haciendo conocidos. Veo mi jardín de infantes, donde la maestra me puso en penitencia por haberme hecho pis encima, todavía la veo con su cara agria, gritándome. Trato de escapar para no llorar. Mi primer diez. Un regalo. Feliz cumpleaños. Siento algo pesado entre mis manos, la bandera. Demasiada carga para un niño de ocho años, y cuántos aplausos, me apabullan. Quiero irme, me voy. Pateo la pelota, no hay gol, los abucheos son insoportables, quiero correr, me caigo y la sangre sale por todos los lados de mi boca. Un ambulancia, un hospital, una aguja, algunos puntos, me desmayo. Un abrazo y ¡Muchas felicidades! Bachiller, ¿Y ahora qué? Un aula grande, muchos libros, muchos exámenes, otro título, un doctor, otro hospital y muchos pacientes. Y otra vez ¡felicidades! Sigo corriendo, no encuentro la puerta, quiero huir, pero no. Muchos flashes, muchas caras, un corcho que se dispara y otra vez ¡felicidades! Una mujer, una sonrisa, una casa, dos hijos, ¿un perro?
¡¡¡Dios!!! Quiero salir, quiero despertar. Por fin veo una puerta, estoy llegando a la salida ¿o qué? La abro, no hay nada, o mejor dicho, hay nada, la nada absoluta.
¡Quiero salir! Grito muy fuerte. Quiero escapar y no puedo ¡Dios, abre otra puerta por favor! Y todo está de pronto lleno de puertas, voy hacia ellas, las abro una por una y nada, nada, la nada absoluta. Y otra vez vuelvo a mi camino, sigo intentando huir. Me caigo, me levanto. Todos me persiguen, el perro, la mujer, los niños, los pacientes, las maestras, mis padres. Vuelvo a caer pero esta vez caigo en un pozo, es un pozo ciego, no tiene fin. Sigo cayendo hasta que finalmente golpeo con algo. Me duermo, ¿me duermo o me despierto? No lo sé. ¿Estoy muerto o estoy despierto? No lo sé.
Quizá estuve dormido todo este tiempo y ahora por fin desperté. No hay salida y ahora lo sé. Veo caras tristes. Mi mujer, los niños, mis padres y la tierra, la tierra que cae sobre mí, ahogándome, tapándome. Me voy. Me fui. Pero, ¿Adónde? No lo sé.


domingo, 18 de mayo de 2008

La Primer Ola

Un reino donde el caos es azul y blanco,
Un mundo escrito por la sal,
Un campo donde los poetas se suicidan.
Está desde el comienzo
Reinando sobre todo como amo absoluto.
El viento allí juega con pinceles
Y las sirenas se atreven a ser niñas.
Una melodía de timbales-truenos,
Susurrada para embriagar
A los huéspedes del lugar.
Donde el choque de los tritones contra el castillo de arena
Se escucha hasta en el cementerio de peces,
En los abismos olvidados,
En los cimientos del mundo,
Allí donde se postula el comienzo…